miércoles, 13 de febrero de 2013

La profesión y acción Docente



La función docente se halla en continua evolución. Los nuevos roles que se proponen desde la reflexión y el análisis pedagógico está determinado por la evolución de los sistemas educativos, que desarrollan reformas en la enseñanza para adaptarse a la sociedad actual. Estas reformas implican nuevas tareas, especializaciones y competencias de los docentes.
Son muchos los factores de cambio que inciden en la necesidad de cambio de la función docente. Entre ellos la explosión escolar, la irrupción de los medios de comunicación, la acelerada evolución de la sociedad, los avances científicos y tecnológicos y las nuevas corrientes pedagógicas.
La educación es considerada como la principal inversión de futuro. Por ello se han ampliado (en algunos países) la escolaridad obligatoria, además, se han diversificado los niveles y ha aumentado la exigencia de especialidades y especialistas; y se ha ido prestando una atención cada vez más creciente a la formación profesional para disponer de unos técnicos de los que existe una gran demanda en el mercado de trabajo.

La irrupción de los medios de comunicación
Si el docente no quiere quedarse anticuado, tiene que replantearse su trabajo y aprender a utilizar nuevos medios. Esto implica la intervención de los poderes públicos para dotar a los centros de medios computarizados y audiovisuales. También es necesario incidir en la formación inicial de los futuros docentes y en el incremento de la formación permanente y el reciclaje para que los centros educativos y los docentes no queden obsoletos.

La evolución de la sociedad
Esta evolución, se ha manifestado en las estructuras institucionales y en su forma de organización de la convivencia y de los modos de producción y distribución, todo esto ha supuesto un cambio en las formas de pensar, sentir y actuar de las nuevas generaciones de alumnos y alumnas. No cabe duda de que la educación y la labor docente, se ha vuelto más difícil y compleja con los alumnos y alumnas actuales y de los problemas de convivencia, de disciplina, de inadaptación.


Avances científicos
El incremento y el cambio del conocimiento científico y tecnológico, de los productos del pensamiento, de la investigación y la innovación y de la cultura y del arte en las comunidades sociales deben incorporarse al currículo. Lo que implica una gran responsabilidad por parte de los centros educativos, los gobiernos, los ministerios de educación, pero también de los docentes que, como principales responsables de la educación, deben participar en la toma de decisiones curriculares a todos los niveles.

Las nuevas corrientes pedagógicas.
Estas nuevas corrientes implican un desarrollo del conocimiento profesional del docente, de carácter psicopedagógico y didáctico, que le capacite para intervenir, experimentar y reflexionar sobre su propia práctica, sobre los proyectos educativos de su centro y, sobre los marcos educativos y curriculares que cada país intenta desarrollar.
Es evidente que el rol y las funciones del docente deben cambiar al mismo ritmo que la propia sociedad y que, tanto en los modelos de formación inicial como en los de formación permanente, deben introducirse progresivas reformas que caractericen al docente actual. No se debe olvidar que el papel del maestro o profesor como monopolizador del saber y como transmisor de conocimientos está no solo en declive, sino obsoleto.

El  nuevo Docente
La tarea del profesor debe dirigirse fundamentalmente hacia el alumno/alumna y su desarrollo personal y social, y esto hace que su labor se complique y diversifique.
El docente debe actuar de mediador en el proceso de aprendizaje de los alumnos; debe estimular y motivar, aportar criterios y diagnosticar situaciones de aprendizaje de cada alumno/alumna y del conjunto de la clase; debe ser especialista en recurso y medios, clarificar y aportar valores y ayudar a que los alumnos/alumnas desarrollen los suyos propios;  también debe promover y facilitar las relaciones humanas en la clase y en el centro, y, a partir de cierta edad del alumno/alumna ser su orientador  personal y profesional. La complejidad de la tarea escolar le obliga a especializarse.


No es fácil caracterizar al docente actual. Más bien debemos hablar de cualidades generales que deben poseer los buenos docentes y de otras características propias de su especialización según el nivel en donde se desenvuelve, tipos de alumnos/alumnas y ámbitos del conocimiento.
El sistema educativo en el mundo moderno requiere un profesorado con un alto grado de capacidad de actuación autónoma, que sepa diagnosticar la situación del aula y de cada alumno/alumna, el ritmo de desarrollo y aprendizaje, las peculiaridades de los procesos didácticos y las exigencias del conocimiento académico disciplinar e interdisciplinar, y que al mismo tiempo sea capaz de incorporar las demandas sociales a los programas educativos. Debe conseguir el equilibrio entre la comprensión y la atención a las diferencias individuales dentro del aula, así como eliminar o superar cualquier brote de discriminación por motivos de raza o de sexo.
La educación del ciudadano del futuro depende en gran medida de la existencia de buenos centros educativos y buenos profesionales de la educación. Ahí radica gran parte de la demanda de la calidad de la Educación.
No se debe olvidar que el educador actúa en un medio complejo, en un escenario psicosocial vivo y cambiante, definido por la interacción de múltiples factores y condiciones internas y externas al aula y al centro escolar.
La docencia exige de los profesores el conocimiento de las teorías y estrategias pedagógicas que permitan desarrollar procesos enriquecedores de aprendizaje significativo, favoreciendo la motivación y el esfuerzo del alumno/alumna.
Una docencia adecuada debe conducir al alumno/alumna a la adquisición de una información básica, además de procurarle una progresiva autonomía en la adquisición de conocimientos, en el desarrollo de la capacidad de reflexión, la utilización de instrumentos y lenguajes especializados, de documentación, de fuentes de información y de conocimientos básicos.
Es importante utilizar diferentes situaciones de aprendizajes. Parte importante del esfuerzo del profesorado se tiene que centrar en la dinámica del aula, facilitando la comunicación, la atención, la discusión y la capacidad de sugerir propuestas y alternativas, desarrollando ejemplos y casos para entender y clarificar los temas y cualquier otra cuestión del proceso didáctico.
El docente debe provocar procesos de aprendizajes interesantes para los alumnos/alumnas, por supuesto, según el nivel educativo, estas acciones se desarrollarán con diferente amplitud e intensidad y con matices que sólo el docente, conocedor de sus alumnos/alumnas, puede producir.


Para mejorar su tarea docente, tiene que contrastar continuamente sus opiniones y sus tareas con la de los compañeros y con las evidencias de una reflexión rigurosa de su trabajo.
La actividad del educador no se puede regir por la rutina, la simple imitación o la aplicación mimética de teorías, estrategias y técnicas que otros han elaborado o empleado, sino que, debe tener su propia concepción, ya que cada centro escolar y aunque es necesario que conozca las principales teorías de aprendizaje y el dominio de las técnicas, fruto de la investigación y la experiencia de otros profesionales. La investigación y la reflexión sobre su propia práctica es lo que ha de impulsar su mejora profesional.
Es muy importante que los maestros y profesores tengan en cuenta – y apliquen -  los procesos de evaluación inicial y formativa de los alumnos para comprender y perfeccionar sus clases y, en definitiva, la práctica educativa en general.

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